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Cómo elegir un psicólogo

Actualizado: 5 mar 2022

Buscar un psicólogo puede ser una tarea muy abrumadora. Existen múltiples especialidades, enfoques, modelos y terapias que pueden hacer que buscar un profesional se vuelva algo confuso. En este artículo repasaré las claves para elegir un buen psicólogo que se adapte a tus necesidades.


Formación mínima

A la hora de recibir una terapia psicológica, la formación universitaria es el requisito imprescindible. Un verdadero psicoterapeuta tendrá la carrera de psicología o será psiquiatra, con la carrera de medicina y especialidad en psiquiatría.


Un psicólogo en España ha de tener, como mínimo, 5 años de formación. Si cuenta con la licenciatura podrá ejercer sin necesidad de ninguna formación posterior. En caso de que tenga el grado en psicología, para ofrecer servicios de psicología clínica tendrá que tener también o bien una formación PIR o bien un máster habilitante. Esto es porque es una profesión en la que se asumen riesgos y responsabilidades sobre la salud física y psicológica de las personas, con lo cual no cualquiera puede ejercerla y son necesarias un gran número de horas de trabajo supervisado antes de comenzar a ejercer.


El máster habilitante, conocido como Máster General Sanitario, dota a los psicólogos de los conocimientos y las competencias para tratar a personas en un contexto clínico. Este máster tiene una duración de entre un año y medio y dos años.


Hasta aquí sólo estamos hablando de la formación básica del psicólogo. Es decir, estos son los requisitos que habrás de comprobar que tu psicólogo cumple como mínimo. En adición, los psicólogos suelen complementar su formación con otro tipo de títulos, como pueden ser másteres universitarios, títulos propios o títulos de experto.


El vacío legal de la psicoterapia

Si bien 'psicólogo clínico' y 'psicólogo general sanitario' son palabras reguladas por la ley, la palabra terapeuta no cuenta con ninguna regulación en España. Así, cualquier persona se puede llamar a sí mismo terapeuta o psicoterapeuta. La consecuencia de este hecho es que habrá personas que con solamente un título propio o un curso de pocas horas se hagan pasar por terapeutas sin que haya ninguna repercusión legal.


Los psicólogos ahora nos encontramos con pacientes que han sufrido daños psicológicos colaterales por haber recibido una terapia de manos de un profesional no formado. Además, si las personas acuden a este tipo de profesionales y no reciben un tratamiento de calidad, lo que sucederá es que, con el tiempo, la profesión de la psicología quedará desprestigiada.


Cuando escojas psicólogo asegúrate que cuenta con la formación necesaria. Desconfía de un psicólogo que omita este tipo de información de su perfil o página web, ya que es probable que no tenga una formación sólida en psicología, por por muy "vistosas" que sean el resto de sus áreas de formación.


En los últimos años están surgiendo toda una variedad de terapias y profesiones que en ocasiones sobrelapan con la labor del psicólogo. Este es el caso, por ejemplo, del coaching. Si bien la figura del coach es útil para muchas personas que quieren lograr ciertos objetivos personales o profesionales, no se trata en ningún caso de un sustituto de un psicólogo. Para tratar problemas emocionales o corportamentales que vayan más allá de la competencia de un coach, contacta mejor con alguien que tenga formación en psicología.


Tipo de terapia y problema

Una vez nos hemos asegurado de que el psicólogo tiene los credenciales necesarios para ejercer en España, podemos pasar a pensar en la modalidad de terapia que estamos buscando. ¿Queremos una terapia individual, de pareja, en grupo o en familia? ¿Es la terapia para un niño, un adolescente o un adulto? ¿Quieres tratar un problema concreto o una variedad de asuntos? Si estás informado acerca del tipo de terapias que existen dentro de la psicología quizá desees recibir un tipo específico de terapia. En ese caso, comprueba que el psicólogo tenga experiencia en ese área o en ese problema en concreto.


Hay psicólogos especializados en cada problemática que te puedas imaginar. Un consejo es que, si bien es bueno que escojas un psicólogo que tenga experiencia en tu problemática, no te cierres a otros profesionales solo porque no tengan la especialidad que tú buscas. La mayoría de los psicólogos recibimos una buena formación para tratar una variedad de trastornos psicológicos. Si has encontrado un psicólogo con quien conectas bien y que te transmite buenas sensaciones pero no está especializado en lo que tú buscas, prueba a darle una oportunidad.


Enfoque terapéutico

Otra opción es que escojas a tu psicólogo en función del enfoque terapéutico que sigue. En España, la orientación más común es la terapia cognitivo-conductual, una terapia empíricamente avalada en la que estamos formados casi todos los psicólogos. Pero existen otras muchas formas de terapia: terapia humanista, terapia sistémica, terapias de tercera generación, terapia psicodinámica... Aunque todas las terapias buscan los mismos objetivos, cada orientación tiene su manera diferente de llegar a ellos.


Ningún enfoque terapéutico es mejor que otro, simplemente depende de cada caso y de cada persona. Algunas personas prefieren los profesionales que son directivos en su terapia y que van a por los problemas muy concretos, mientras que otras personas quizá buscan más bien un espacio donde hablar acerca de muchas cosas y sentirse comprendidos. Piensa en qué características te gustaría que tu psicólogo tuviera y mira a ver si hay alguien que encaje con ello.


Cuando des con un profesional, echa un vistazo a su descripción en su página web y haz una búsqueda en internet de aquellas palabras que no entiendas. Después, contrastalo con otros enfoques y mira a ver si el modelo que emplea encaja contigo y con lo que buscabas.


Tú tienes la última palabra

Finalmente, si has decidido empezar una terapia con un psicólogo, recuerda siempre que tú tienes la última palabra. Aunque muchos problemas en psicología vienen dados por profesionales no cualificados, también hay una minoría de psicólogos que, como en todas las profesiones, no son buenos. Si ir al psicólogo no te está ayudando o simplemente tu terapeuta no encaja contigo, recuerda que en última instancia tú eres el cliente y tú decides qué hacer.



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