top of page

Cómo vencer la procastinación

Ahora que la mayoría de las personas nos hemos vuelto a incorporar al trabajo después de las vacaciones vuelven a aparecer los malos hábitos de trabajo. La procastinación es el hábito de posponer o evitar la realización de tareas que tenemos pendientes. En niños o adolescentes solemos ver la procastinación con más claridad cuando se dedican a jugar a videojuegos en lugar de hacer los deberes. Pero también los adultos posponemos cosas que nos resultan difíciles de afrontar, como por ejemplo pueden ser trámites burocráticos, citas con el médico o tareas del hogar.


Aunque a primera vista la procastinación puede parecer simplemente pereza o vagancia, muchas veces hay algo más detrás. La clave para vencer la procastinación es comprender de dónde viene.


Ansiedad y perfeccionismo

A veces, las personas que procastinan no son perezosas, sino que están posponiendo la tarea porque temen no poder estar a la altura de las expectativas. Las personas perfeccionistas y aquellas que están acostumbradas a ser excelentes en el colegio o en el trabajo suelen tener más problemas a la hora de enfrentarse con tareas con las que no se sienten tan cómodas.


En ese caso, la procastinación vendría movida más bien por un miedo a hacerlo mal que por un rechazo de la tarea en sí. Si este es tu caso, sería conveniente que trabajaras tus altas exigencias a la hora de presentar trabajos, y que te familiarizaras con la sensación de no hacer las cosas de manera perfecta.


Falta de planificación

En otros casos el problema no viene dado por la evitación de las tareas sino por la falta de planificación en sí. La persona subestima el tiempo que iba a tardar en hacer algo o directamente se olvida de lo que tenía que hacer.

El área del cerebro encargado de la planificación de tareas y de la organización es el córtex prefrontal, que es lo que más tarda en terminar de desarrollarse. Es por esto que los niños y adolescentes son tan olvidadizos con sus obligaciones.

Para ejercitar este área es importante que hagas uso de ella. Hoy en día no tenemos excusas para ejercitar la planificación. En nuestro teléfono disponemos de calendarios y de aplicaciones donde apuntar las tareas que debemos completar. Si sueles olvidarte de tus citas, apúntalas en cuanto las hagas. Apunta también la fecha de otras entregas importantes o tareas del hogar. La clave aquí está en no dar tiempo para que nada se te pueda olvidar.


Tareas ingratificantes

En la mayoría de los casos, la procastinación se debe muy simplemente a que la persona no quiere hacer algo que no le aporta ningún placer y que requiere esfuerzos. Preferimos ver una serie antes que salir a correr. Sin embargo, la mayoría de las personas somos capaces de posponer la gratificación para otro momento y hacer aquello que que tienen pendiente. Si la procastinación es muy grave, podríamos estar ante un problema de intolerancia a la frustración.

Para este tipo de personas lo más útil es dividir la tarea en cuestión en pequeños trozos que sean más asimilables. Cuanto más desagradable o monótana sea, más la dividiremos. Así, trabajaremos en espacios cortos de tiempo pero que sean muy productivos, en lugar de estar horas dedicados a ello pero distrayéndonos con el móvil cada cinco minutos.

Es útil también que te recompenses de alguna manera por la consecución de alguna pequeña meta. Por ejemplo, cada vez que termines una pequeña tarea, date un descanso para mirar redes sociales o para ver algún video en Youtube. Es importante que esta pequeña recompensa te la des a tí mismo en cuanto termines la mini tarea, y no antes, ya que sino estarás propiciando la procastinación.


25 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page