Crianza Consciente: Los estilos educativos (Parte 1)

En los últimos años se ha comenzado a hablar de crianza consciente, educación en positivo o educación en calma. ¿Qué quieren decir todas estas cosas? Todos estos términos vienen a decir un poco lo mismo, y es que buscan reivindicar el papel del respeto y del cariño en el acto de educar a los hijos.
Como todo en psicología, la educación esta constantemente cambiando debido a los avances en investigación. En este post haré un breve repaso a las tendencias en educación del ultimo siglo, para que así podamos comprender mejor como hemos llegado hasta este punto.
Estilo autoritario
Los derechos de los niños son un concepto relativamente reciente. Hasta antes de la creación de las Naciones Unidas se consideraba popularmente que los niños eran propiedad de sus padres para hacer con ellos lo que quisieran. Es por esto que durante la primera mitad del siglo XX el estilo educativo predominante era el estilo autoritario. En este estilo se inculcaban los valores del esfuerzo y del trabajo duro desde edades tempranas y se mostraba un especial rechazo hacia las emociones y la debilidad, especialmente en niños más que en niñas. La disciplina se lograba principalmente mediante el castigo, a veces físico. Ésta práctica no sólo era común en casa, sino también en colegios.
En este estilo la relación entre padres e hijos es primordialmente fría. Los padres eran superiores y debían ser respetados a toda costa, y los hijos debían obedecer y servir a sus padres. Es un estilo educativo que está fuertemente influenciado por valores cristianos (“honrarás a tu padre y a tú madre”) aunque también sigue siendo común en culturas occidentales porque en la filosofía del confucianismo uno de los valores principales es el respeto a los mayores. También es un estilo educativo más común en países donde hay más pobreza y desigualdad social ya que por desgracia son lugares donde los padres siguen necesitando la ayuda de sus hijos en el trabajo y donde los niños no pueden permitirse ser simplemente niños.
Como puntos fuertes de este tipo de crianza está el que los niños aprenden rápidamente a no frustrarse cuando sus deseos son negados. Puede que se conviertan en personas más resilientes y trabajadoras, pero estos son de los pocos beneficios de este estilo de crianza. Al contrario que lo que antiguamente se pensaba, una educación estricta no hace un carácter más fuerte. Si educamos en que la tristeza debe ser reprimida, de mayores serán personas más tendentes a la agresividad y al enfado para evitar la tristeza. Por otro lado, la disciplina constante y los castigos no hacen que los niños aprendan a comportarse bien sino que lo que aprenden es a evitar el castigo de sus superiores, por lo que no necesariamente interiorizan la norma y la moralidad. Además, los niños que recibieron castigos o una educación severa tienden a presentar todo tipo de patologías de mayores, y es muy probable que la rueda rueda de abusos continúe ya que aquellos que han sido abusados tienen mayor probabilidad de ejercer maltrato sobre sus hijos también.
Estilos permisivos y Laissez Faire
A partir De los años 60 y con figuras como María Montessori se empezó a poner en marcha una crianza menos basada en el miedo y los castigos punitivos y más basada en el respeto al niño. Las expectativas puestas sobre los hijos se rebajan y se insta a que los niños crezcan libremente y sin normas, aprendiendo ellos mismos a descubrir el mundo y sus reglas. Aunque este estilo educativo preserva mejor los derechos y la independencia que el estilo autoritario, tampoco es ideal. Si bien los niños no son malos por naturaleza, sí que acostumbran a querer salirse con la suya. Si los padres no educan ni ponen límites a edades tempranas rápidamente serán niños que tengan problemas en la escuela. Puede que agredan a otros y no sepan comportarse en sociedad porque nadie nunca les puso límites. Con el paso del tiempo es probable que su conducta se agrave y se vuelvan niños problemáticos, lo cual puede desencadenar en trastornos de conducta. Por otro lado, pueden terminar siendo niños aislados, ya que el resto de compañeros no querrá jugar con un niño que no respeta las normas o agrede, y esto puede llevar eventualmente a la ansiedad o la depresión.
El Laissez Faire, que en francés significa dejar estar, va un paso más allá del estilo permisivo y roza la negligencia. Estos son padres que no solo dejan que sus hijos sean independientes sino que prestan poca atención a sus necesidades. Lo que los estudios de apego nos revelan es que aquellos niño que no recibieron cuidados básicos de pequeños desarrollan un estilo de apego evitativo: de mayores serán personas desconfiadas y con dificultades para comprometerse en relaciones porque de pequeños no tuvieron a nadie que les protegiera y les cuidara como debieron. Por otro lado pueden desarrollar un apego ansioso, es decir, de mayores tendrán miedo al abandono debido o ansiedad de separación a la falta de una figura estable durante los primeros años de vida.
Estilo sobreprotector y madres helicóptero
A partir de los años 90 empieza a popularizarse un nuevo termino "madres helicóptero". Los padres helicóptero son padres que sobrevuelan a sus hijos constantemente, eliminando todo obstáculo con el que se puedan topar ellos. Están pendientes de las tareas de sus hijos y hablan con los profesores si sus hijos no tienen buenas notas. A ojos de sus padres, sus hijos siempre son perfectos y es el resto del mundo quien tiene el problema.
Al contrario que en otros estilos educativos, en este estilo los niños sienten más que han sido queridos y deseados, por lo que tendrán un mayor autoestima. Sin embargo es posible que también sean niños miedosos o más propensos o la ansiedad ya que nunca han tenido que enfrentarse a problemas. También serán menos resilientes y se frustrarán fácilmente porque no están acostumbrados a posponer gratificaciones, lo cual hace que sea difícil que mantengan buenos hábitos de estudio o de trabajo. Esto, sumado a las nuevas tecnologías, hace que hoy en día los casos de trastorno por déficit de atención se hayan disparado, ya que la constancia y el aburrimiento no forman parte de la educación de estos niños. Otra desventaja es que a pesar de tener ese alto autoestima, su incapacidad para trabajar o estudiar hará que se topen pronto con una realidad muy dura: no son tan perfectos como sus padres les hicieron ver. Esto hará que se frustren a la hora de enfrentarse a responsabilidades, lo cual puede afectar gravemente a su autoestima y generar patologías.
Crianza consciente y tendencias actuales
Leyendo esto parece como si los estilos educativos siguiesen modas o tendencias. Esto, en parte, es así. Conforme la sociedad avanza y conforme aprendemos más e investigamos más, cambia nuestra manera de educar y de hacer las cosas. Aunque, por supuesto, el estilo educativo no solo vendrá determinado por el momento actual ni por la cultura, sino que depende mucho de la personalidad y de las capacidades de los padres. ¿Cuál es, por tanto, el estilo educativo más adecuado?
Cada vez hay un mayor acceso a recursos para padres. Los padres, especialmente los primerizos, a menudo leen libros y se informan acerca de cómo educar. Algunos de estos medios proporcionan tips y trucos para educar a hijos, como por ejemplo cómo castigar con eficacia o cómo reforzar las conductas deseadas. Un potencial peligro de estas tendencias es que estamos comenzando a hacer de la crianza un asunto artificial. Los padres se verán tentados a seguir pautas que han leído o que han aprendido recientemente para modificar la conducta de sus hijos, pero educar es mucho más que seguir una serie de pautas.
Lo que diferencia a la crianza consciente del resto de estas tendencias educativas es que en la crianza consciente no se insta a los padres a seguir pautas. No se les da directrices ni se les dice lo que hacer, sino que más bien se les anima a prestar atención a la manera en que hacen las cosas y a que observen las consecuencias de sus actos. Al fin y al cabo, los padres son quienes mejores herramientas tienen para criar a sus hijos. Desde la crianza consciente simplemente se les ayuda a acercarse más a esa manera natural y positiva de educar, y tan sólo se trata de prestar atención y dedicar tiempo. Si te preguntas cómo este sencillo cambio puede determinar toda la manera de educar, te animo a que leas el siguiente post.